“A mí me toca darlo todo en la empresa para estar a la altura de este legado y lo afronto con gran ilusión”
Román Guillem encarna la cuarta generación de Helados Los Valencianos. Hablamos con él para que nos cuente lo que supone hacerse cargo de este legado y cómo Proyecto Futuro ha contribuido para gestionar su empresa de forma más eficaz.
Eres la CUARTA generación de heladeros en tu familia ¿sientes el peso de la responsabilidad?
Dice el proverbio en cuanto a las empresas familiares que “el padre la crea, el hijo la mantiene y el nieto la cierra”. Yo soy el bisnieto que continúa con este negocio. Incluso el tataranieto que sigue con la tradición en el mundo del helado. Es una gran presión contar con toda esta historia sobre los hombros.
Además, el sector ha cambiado mucho en este tiempo. Antiguamente los heladeros solo competían entre ellos, porque eran los únicos que trabajaban este producto. Ahora puedes encontrar helado en muchos establecimientos.
Nos toca adaptarnos a los tiempos que corren, innovar, profesionalizar los procesos y darle un valor añadido al producto. Es también una responsabilidad que se suma.
Aunque también es una gran motivación: tienes un nombre y una historia, estás bien valorado.
¿Cuándo supiste que querías seguir con la tradición familiar dentro del mundo del helado? ¿Cuál fue tu principal motivación?
No sabría determinar el momento exacto, porque es algo que he vivido desde que nací. Siempre he estado inmerso en este mundo.
A los 18 años me puse a estudiar Administración y Dirección de Empresas y echaba una mano en el negocio en vacaciones. Hace 7 u 8 años, por distintas cuestiones, me vi en la obligación de meterme más en la empresa y dedicarle el tiempo completo.
La motivación fue ayudar en el negocio familiar, pero al final me enamoré de esto.
¿Cambiarías algo si volvieses a comenzar de nuevo?
No cambiaría nada. Para mí estos años están siendo un aprendizaje que me ha servido para ensamblar las piezas y que todo funcione bien. A partir de ahora, me gustaría preparar un plan estratégico para el largo plazo y dar forma a mis ideas.
Háblanos de los orígenes del negocio y la trayectoria de tus antecesores.
Todo comienza en 1926 cuando mi bisabuelo, Antonio Guillem, de 18 años, deja Ibi para trasladarse a Gijón (Asturias). Con una garrafa donde hacía helado y 12 de las antiguas pesetas se dedicó a vender helado en playas y donde podía y se fue haciendo con capital.
Posteriormente se trasladó a Avilés porque en Gijón había una gran competencia en el sector heladero. Forjó más puntos de venta, con los famosos carritos heladeros, los ponía en romerías, playas y zonas importantes. Tenía un local en la calle Rivero, nuestra actual sede, donde fabricaba y servía de punto de venta.
Luego mi abuelo Antonio y su hermano Fernando, que estaban involucrados en el negocio familiar desde los 12 años, tomaron las riendas de la empresa. Transformaron el negocio y lo convirtieron, más o menos, en lo que es hoy en día. Además de utilizar los puntos de venta existentes, los carritos y demás; colocaron quioscos en las playas y en las plazas más importantes de Avilés. Se dedicaron a alquilar y comprar congeladores para poder vender helado en restaurantes, bares, quioscos, etc. Esto dio un impulso muy importante a la empresa e hizo que Helados Los Valencianos fuera conocida por toda la ciudad y le sirvió para hacerse un nombre en el sector.
En esta etapa, la demanda superó la capacidad de producción de la empresa, hecho que coincidió con la constitución de Helados Alacant. Se decidieron a formar parte de este proyecto y ayudaron en la construcción de la delegación de Asturias y en la búsqueda de socios en la zona. Mi abuelo, Antonio Guillem, llegó a formar parte del Consejo de Administración en aquellos tiempos.
Después de una vida de duro trabajo, mi abuelo y su hermano, decidieron dar el relevo del negocio a mi padre, cuando este cumplió 18 años. Él se dedicó a seguir haciendo crecer la empresa. En aquellos años todavía conoció la venta en los carritos y en los quioscos de las playas. Pero poco a poco esto fue desapareciendo para adaptarse a las nuevas demandas del mercado. Apostó por montar heladerías especializadas como punto principal de venta. Con esta idea fue modernizando instalaciones, compró camiones, … Llegó a montar 5 nuevas heladerías y a aumentar la distribución a unos 50 kilómetros alrededor de Avilés. Mi padre ocupó durante 28 años el cargo de consejero delegado de Grupo Alacant y siempre me ha inculcado una pasión enorme por la compañía.
¿Cómo gestionas ese legado?
Siempre tengo estos orígenes presentes. Tenemos fotos antiguas en las heladerías para recordar la historia, es un valor muy importante en el negocio. A mí me toca darlo todo en la empresa para estar a la altura de este legado y lo afronto con gran ilusión.
En su momento te decidiste a participar en Proyecto Futuro ¿cómo ha influido en tu trayectoria?
Me ha aportado muchísimo. Además de la interacción con los demás compañeros y socios, los cursos me han brindado conocimientos e ideas que puedo trasladar a mi negocio para hacer mis heladerías más profesionales, gestionar la empresa de forma más eficaz y posicionarme como líder.
¿Qué aspectos te han parecido más interesantes sobre este plan?
Encontrarte en este marco con los socios y poder intercambiar experiencias es muy productivo. Todas las ediciones me han parecido interesantes. Se trabajan todos los aspectos, desde lo más básicos, hasta aspectos de la gestión. Todo es útil para trasladarlo a nuestros negocios.
Por poner un ejemplo, me llamó mucho la atención el curso sobre “Elaboración de postres para restaurantes”. Ya lo estoy implantando y me ha abierto una ventana en el mundo de la hostelería para poder diferenciarme de la competencia, teniendo un producto de gran calidad junto a una idea innovadora.
¿Recomiendas Proyecto Futuro a otros hijos de heladeros de Grupo Alacant?
Sí, por supuesto. A mí me ha servido como estímulo para hacer todavía más grande la ilusión que tengo por esta profesión. Todos estamos en el mismo barco y lo recomiendo, tanto a los que están empezando como a los que llevan ya tiempo y tienen ganas de aprender.
Además, el ambiente que se genera nos sirve para sentirnos parte de esta gran familia que es Grupo Alacant.
¿Qué planes de futuro tiene tu empresa?
El futuro es incierto. Yo prefiero dedicar mis esfuerzos al presente para conseguir buenos resultados en el futuro.
Mi plan a seguir pasa por profesionalizar las heladerías y el saber hacer y poder ofrecer algo distinto de lo que hay en el mercado.
También pondré mi empeño en trasladar mi amor por este negocio a la siguiente generación y dar continuidad a este gran legado; pero no está en mis manos (ríe).