Conocemos Grupo Alacant de la mano de José Martínez Pascual, socio fundador

Grupo Alacant cuenta ya con casi 50 años de historia y a lo largo de este tiempo se ha hablado mucho de cómo fueron sus inicios.
Hoy hablamos con José Martínez Pascual para que nos cuente, más que los hechos, las sensaciones y sentimientos que han impulsado y escrito la historia de Helados Alacant.

¿Qué les llevó a poner en marcha Helados Alacant?
Al finalizar la campaña del año 1970, y ante las nuevas exigencias sanitarias y los rumores sobre la entrada de España en la Comunidad Europea, un grupo de heladeros de la provincia de Alicante comenzamos a plantear la creación de una asociación o cooperativa para enfrentar unidos los retos que ondeaban en el futuro próximo.
Cristalizamos este acuerdo en marzo de 1972. Un total de 35 heladeros artesanos alicantinos constituimos AIADHESA. Nuestra idea era conformar una cooperativa, pero por cuestiones técnicas tuvo que ser una sociedad. Y empezamos en el peor momento posible, cuando estallaba la crisis del petróleo.

¿Cómo recuerda estos primeros años?
Recuerdo que el primer Consejo de Administración se hizo en una mesa que no era otra cosa que cuatro bloques y un tablero, pero tenía mucha ilusión en que esto funcionara, lo había apostado todo por Helados Alacant.
El primer año se fabrica en las instalaciones de Lido en Zaragoza y los resultados de la campaña no son los esperados, lo que lleva a constatar la necesidad de contar con una fábrica propia. Tras muchas visitas a bancos para conseguir crédito y poner dinero de nuestros bolsillos, en el 73 arrancan las obras de la fábrica.
A lo largo de toda la historia de la compañía, pero especialmente en estos primeros tiempos, fue vital el apoyo de nuestras familias. Nuestras esposas también sacaron este proyecto adelante y se comprometieron con la empresa. Porque tuvimos que dedicarle muchos recursos, tanto económicos como de tiempo.
Por ejemplo, yo iba a diario a ver cómo evolucionaba la obra. Hacía de albañil y de lo que hiciera falta. Tenía mucha ilusión puesta en la empresa.

¿Qué era lo que tanto le motivaba?
Yo estaba convencido de que podíamos hacer algo grande, por eso siempre puse el 200% en cada aspecto de la compañía.
Quería que creciéramos, hacernos un nombre en el mercado y poder luchar contra los grandes, como AVIDESA.
Era tan insistente que siempre decían “el chiquillo de Elche solo hace que pedir”. Pero es que siempre quería innovar, ir un paso por delante.
La calidad era superior a la de los demás, fue un requisito que nos pusimos desde el primer momento, hacer helados de calidad superior. La fórmula fue un éxito, nuestra baza, y hacía que se vendieran muy bien.

El sueño al final se hizo realidad…
Sí, con mucho trabajo fuimos creciendo. Fuimos comprando maquinaria puntera. La traíamos de Dinamarca. También compramos camiones con frío para poder repartir los helados.
Lo que más me satisface es saber que lo hicimos, sin dinero y con la crisis más grande que ha tenido España. Fuimos los pioneros que tuvimos el valor de hacerlo. Sinceramente ahora la ilusión ya no es la misma, porque en su momento ya lo conseguimos todo.
También es un orgullo saber que mi equipo, mis socios y los empleados, me querían. Era el más joven de todos y me entregué “en cuerpo y alma”. Tanto, que muchas veces mi mujer me preguntaba si no había nadie más en la empresa, pero es que siempre me llamaban a mí porque yo siempre estaba disponible, para descargar camiones, para ver qué le pasaba a una máquina, para lo que fuera.

¿Qué mensaje les daría a las nuevas generaciones al frente de Grupo Alacant?
Les digo que trabajen unidos, todos a una.
Nosotros conseguimos todo esto sin ninguna preparación. Ellos están preparados y formados, pueden hacer grandes cosas.
Y lo más importante, que respeten muchísimo al equipo, los empleados, que son una parte esencial al poner en marcha cada día la fábrica.